“Dios es un dulcísimo, pero también un exigentísimo amigo. Cuando se le encuentra, ya no es posible continuar viviendo como si no se le hubiese encontrado. Pide que se le siga no por los caminos que nosotros habíamos determinado recorrer, sino por los que Él ha señalado para nosotros. Se le da algo de la existencia, y poco a poco nos damos cuenta de que la está pidiendo toda.”
(de la Audiencia General del Papa Juan Pablo II Miércoles 29 de febrero de 1984)
(de la Audiencia General del Papa Juan Pablo II Miércoles 29 de febrero de 1984)
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