“El hombre contemporáneo experimenta la amenaza de una impasibilidad espiritual y hasta de la muerte de la conciencia; y esta muerte es algo más profundo que el pecado: es la eliminación del sentido del pecado. Concurren hoy muchos factores para matar la conciencia en los hombres de nuestro tiempo. Y esto corresponde a la realidad que Cristo ha llamado "pecado contra el Espíritu Santo". Este pecado comienza cuando al hombre no le dice ya nada la Palabra de la cruz como el grito último del amor, que tiene el poder de rasgar los corazones. Scindite corda vestra.” (del Ángelus del Papa Juan Pablo II Domingo 1 de abril de 1979)
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