lunes, 7 de marzo de 2011

Llamados a morir al pecado y a vivir para Dios

“La conversión consiste necesariamente en expresar la verdad de la adopción de hijos que adquirimos en el bautismo. Porque en el bautismo fuimos llamados a la unión con Cristo en su muerte y resurrección, y desde entonces hemos sido llamados a morir al pecado y a vivir para Dios. En el bautismo tuvo lugar en nosotros la acción vivificadora del Espíritu Santo, y el Padre ve en nosotros a su único Hijo, Jesucristo: «Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco» (Lc 3, 22).”
(de la homilía de Su Santidad Juan Pablo II en su visita al Pontificio Colegio Irlandés de Roma - Domingo 13 de enero de 1980)

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