“Como sabemos, el bautismo administrado por Juan era solamente un rito de purificación, con miras a la inminente venida del Mesías; también Jesús, quiso someterse a este bautismo, para reconocer públicamente la misión de Juan, último profeta del Antiguo Testamento y Precursor del Mesías, y para significar de manera evidente que, aun no teniendo pecado, se mezclaba entre los pecadores precisamente para redimir a los hombres del pecado.” (de la Homilía del Papa Juan Pablo II en la Capilla Paulina para los alumnos del Seminario Regional de Molfetta - Domingo 13 de enero de 1980
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