“…es necesario que cada uno se comprometa, ante todo, en la búsqueda de una unión cada vez más profunda con Dios, mediante la fe, el diálogo de la oración, la purificación del corazón, si quiere contribuir eficazmente a la construcción de la unidad. Para el creyente la dimensión vertical de la apertura a Dios y de la relación con El es el presupuesto que condiciona todo otro compromiso en la dimensión horizontal de la relación con los hermanos.”
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