“Entre las religiones no cristianas merece una atención particular la religión de los seguidores de Mahoma, a causa de su carácter monoteísta y su vínculo con la fe de Abraham, a quien San Pablo definió el "padre... de nuestra fe (cristiana)" (Cfr. Rom 4, 16).
Los musulmanes "adoran al único Dios, viviente y subsistente, misericordioso y todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, que habló a los hombres, a cuyos ocultos designios procuran someterse con toda el alma, como se sometió a Dios Abraham, a quien la fe islámica mira con complacencia". Pero aún hay más: los seguidores de Mahoma honran también a Jesús: "Aunque no reconocen a Jesús como Dios, lo veneran como Profeta; honran a María, su Madre virginal, y a veces también la invocan devotamente. Esperan, además, el día del juicio, cuando Dios remunerará a todos los hombres resucitados. Por ello, aprecian la vida moral y honran a Dios, sobre todo, con la oración, las limosnas y el ayuno" (Nostra aetate, 3)”
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