“La lucha contra el hambre y la desnutrición exige que todos los países se unan para adoptar reglamentos nuevos y vinculantes que respondan a las nueva demandas del comercio y de los intercambios internacionales, y no a los intereses de un reducido número de países. De ese modo, será posible evitar claros síntomas de proteccionismo en sus diversas formas, que constituyen el principal obstáculo para el comercio y que crean las actuales barreras al mercado para los países en vías de desarrollo.”
(del discurso del Beato Juan Pablo II a la quincuagésima Asamblea General de las Naciones Unidas - Nueva York, 5 de octubre de 1995)
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