“En Jesús de Nazaret se cumple la Ley y se da un corazón nuevo mediante su Espíritu. En efecto, Jesús no reniega de la Ley, sino que la lleva a su cumplimiento (cf. Mt 5, 17): la Ley y los Profetas se resumen en la regla de oro del amor recíproco (cf. Mt 7, 12). En El la Ley se hace definitivamente « evangelio », buena noticia de la soberanía de Dios sobre el mundo, que reconduce toda la existencia a sus raíces y a sus perspectivas originarias. Es la Ley Nueva, « la ley del espíritu que da la vida en Cristo Jesús » (Rm 8, 2), cuya expresión fundamental, a semejanza del Señor que da la vida por sus amigos (cf. Jn 15, 13), es el don de sí mismo en el amor a los hermanos: « Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte al vida, porque amamos a los hermanos » (1 Jn 3, 14). Es ley de libertad, de alegría y de bienaventuranza.”
(de la Encíclica Evangelium Vitae, 49 del Beato Juan Pablo II)
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