lunes, 4 de agosto de 2025

Señor enséñanos a orar

 


Debemos siempre también aprender nuevamente a orar. Muchas veces sucede que nos dispensamos de rezar con la excusa de no saberlo hacer. Si realmente no sabemos orar, tanto más necesario es entonces aprender. Esto es importante para todos y parece ser especialmente importante para los jóvenes, los cuales muchas veces abandonan las oraciones que aprendieron de niños, porque les parecen demasiado infantiles, ingenuas y poco profundas. En cambio, semejante estado de conciencia constituye un estímulo indirecto para profundizar la propia oración, hacerla más reflexiva, más madura; para buscarle el apoyo en la Palabra de Dios mismo y en el Espíritu Santo, el cual "aboga por nosotros con gemidos inenarrables" como escribe San Pablo (Rom 8, 26).

 (Papa Juan Pablo II Ángelus 27 de julio de 1980)   

 

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