“Sí, es la hora de la
misión. En vuestras diócesis y en vuestras parroquias, en vuestros movimientos,
asociaciones y comunidades, Cristo os llama, la Iglesia os acoge como casa y
escuela de comunión y de oración. Profundizad en el estudio de la Palabra de
Dios y dejad que ella ilumine vuestra mente y vuestro corazón. Tomad fuerza de
la gracia sacramental de la Reconciliación y de la Eucaristía. Tratad
asiduamente con el Señor en ese "corazón con corazón" que es la
adoración eucarística. Día tras día recibiréis nuevo impulso, que os permitirá
confortar a los que sufren y llevar la paz al mundo……. Contemplando la luz que
resplandece sobre el rostro de Cristo resucitado, aprended a vivir como
"hijos de la luz e hijos del día" (1 Ts 5, 5), manifestando a
todos que "el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y
verdad" (Ef 5, 9).”
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