“En la indefectible y necesaria reflexión que el hombre de
todo tiempo está inclinado a hacer sobre la propia vida, dos preguntas emergen
con fuerza, como eco de la voz misma de Dios: "¿De dónde venimos? ¿A dónde
vamos?". Si la segunda pregunta se refiere al futuro último, al término definitivo,
la primera se refiere al origen del mundo y del hombre y es también
fundamental. Por eso estamos justamente impresionados por el extraordinario
interés reservado al problema de los orígenes. No se trata sólo de saber cuándo
y cómo ha surgido materialmente el cosmos y ha aparecido el hombre, cuanto más
bien en descubrir qué sentido tiene tal origen, si lo preside el caos, el
destino ciego o bien un Ser transcendente, inteligente y bueno, llamado Dios.”
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