“Y no os
olvidéis de buscar a Cristo y de reconocer su presencia en la Iglesia. Ella es como la prolongación de su acción
salvífica en el tiempo y en el espacio. En ella y por medio de ella Jesús sigue
haciéndose visible hoy y sigue haciéndose encontrar por los hombres. En
vuestras parroquias, movimientos y comunidades, acogeos mutuamente para que
crezca la comunión entre vosotros. Éste es el signo visible de la presencia de
Cristo en la Iglesia, a pesar del opaco diafragma que con frecuencia interpone
el pecado de los hombres.
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