“Nadie de modo más
pleno, más absoluto y más radical "ha esperado" en Cristo como su
propia Madre, María.
Y tampoco nadie tanto como Ella "ha sido hecha
heredera en El", ¡en Cristo!
Nadie en la historia del mundo ha sido más cristocéntrico y
más cristóforo que Ella. Y nadie ha sido más semejante a El, no sólo con la
semejanza natural de la Madre con el Hijo, sino con la semejanza del Espíritu y
de la santidad.
Y porque nadie tanto como Ella existía "conforme
al designio de la voluntad de Dios", nadie en este mundo existía tanto
como Ella "para alabanza de su gloria", porque nadie
existía en Cristo y por Cristo tanto como Aquella, gracias a la cual Cristo
nació en la tierra.”
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