“Ante la cruz, puede
haber dos posibles actitudes, ambas peligrosas. La primera consiste en tratar
de ver en la cruz lo que tiene de oprimente y penoso hasta el punto de
deleitarse en el dolor y en el sufrimiento como si tuviesen valor en sí mismos.
La segunda, es la de quien, tal vez por reacción contra la precedente, rechaza
la cruz y sucumbe a la mística del hedonismo o de la gloria, del placer o del
poder. Un gran autor espiritual, Fulton Sheen, hablaba, a este respecto, de
aquellos que se adhieren a una cruz sin Cristo, en oposición a quienes parecen
querer un Cristo sin cruz. Ahora bien, el cristianismo sabe que el Redentor del
hombre es un Cristo en la cruz y, por tanto, ¡sólo es redentora la cruz con
Cristo!”
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