“En el contexto actual de secularización, en
el que muchos de nuestros contemporáneos piensan y viven como si Dios no
existiera, o son atraídos por formas de religiosidad irracionales, es necesario
que precisamente vosotros, queridos jóvenes, reafirméis que la fe es una
decisión personal que compromete toda la existencia. ¡Que el Evangelio sea el
gran criterio que guíe las decisiones y el rumbo de vuestra vida! De este modo
os haréis misioneros con los gestos y las palabras y, dondequiera que trabajéis
y viváis, seréis signos del amor de Dios, testigos creíbles de la presencia
amorosa de Cristo.”
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