“ reconocer el valor de
la vida del hombre, desde su concepción hasta su fin natural, es una conquista
de la civilización del derecho que debe tutelarse como un bien primario de la
persona y de la sociedad. Sin embargo, en muchas sociedades hoy se asiste a una
especie de retroceso de civilización, fruto de una concepción de la libertad
humana incompleta y a veces distorsionada, que frecuentemente encuentra
legitimación pública en el ordenamiento jurídico del Estado. Es decir sucede
que al respeto debido al derecho inalienable de todo ser humano a la vida se
contrapone una concepción subjetivista de la libertad, desvinculada de
la ley moral. Esta concepción, fundada en graves errores relativos a la
naturaleza misma de la persona y de sus derechos, sirviéndose de las reglas
mayoritarias, ha logrado introducir frecuentemente en el ordenamiento jurídico
la legitimación de la supresión del derecho a la vida de seres humanos
inocentes aún por nacer.”
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