“Al rezar el Ángelus,
queremos renovar en nosotros la potencia de las palabras de vida eterna que
provienen de Cristo mismo. Sólo Él las tiene. Nadie más. Deseamos
renovar en nosotros la potencia de sus palabras y la acción de este amor con el
que nos ha amado en la Iglesia, entregándose a sí mismo. Robustecidos de
este modo, deseamos vivir continuamente para alabanza de su Majestad
Divina.”
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