Queridos apóstoles del tercer milenio, ¡cuán
vasto y complejo es el campo de acción que se abre ante vosotros! En la era de
la globalización es preciso "globalizar" la solidaridad y el amor, para que llegue a todas partes el mensaje liberador del
Evangelio. Esto conlleva a menudo ir contra corriente, ser incomprendidos e,
incluso, marginados. Pero es indispensable seguir siendo coherentes con los propios principios y fieles a Cristo y a la Iglesia.
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