“El dogma de la
Santísima Trinidad en el cristianismo se ha considerado siempre un misterio:
el más fundamental y el más inescrutable. Jesucristo mismo dice: "Nadie
conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a
quien el hijo quiera revelárselo" (Mt 11, 27).”
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